1900-1924
LA
REPÚBLICA
DOMINICANA EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX
Jaime
de Jesús Domínguez
Historiador y abogado, Academia Dominicana de la Historia
Profesor de Derecho de la UASD
(Extracto: Págs. 74-78)
El
deseo de evitar intervenciones militares europeas y bloqueos de
puertos latinoamericanos por fuerzas navales del viejo continente,
como el acontecido en Venezuela en 1902-1903 ejecutado por barcos
alemanes, italianos e ingleses, condujo a Roosevelt a trazar una
política consistente en ayudar a imponer estabilidad política y
orden financiero en las naciones latinoamericanas deudoras de
potencias europeas, con el fin de que éstas fuesen pagadas, y de esa
forma no tuviesen pretexto para enviar flotas a América Latina.
Esta
fue llamada "el Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe",
pero también "The big Stick" ("El Gran Garrote"),
porque era necesaria la fuerza bruta, la intervenciones militares de
los Estados Unidos de América, para llevar estabilidad política y
orden financiero a varios países de América Latina, situados en la
Cuenca del Caribe esencialmente.
La
Convención de Febrero de 1905 preveía que el gobierno
estadounidense se haría cargo de la deuda pública dominicana.
Nombraría los empleados necesarios para el manejo de las aduana.
Entregaría un 45 o/o de las recaudaciones aduanales al gobierno
dominicano para los gastos administrativos, y reservaría el 55 o/ o
restante principalmente para el pago de la deuda pública.
En
febrero de 1905 el período dominicano La Campana abrió una encuesta
entre diversas personalidades con el tema: "¿Qué piensa usted
de la Convención?. La mayoría de los encuestados la acusaron de
ilegal, anti¡::.opular y violatoria de la soberanía nacional.
El
cónsul Dawson temió una revuelta y pidió el envío de barcos
militares estadounidenses para evitar que la misma se produjera. La
Convención de 1905 no fue aprobada por el Senado estadounidense,
porque, entre otras razones, se considero que su artículo séptimo
podría llevar a los Estados Unidos de América a intervenir
militarmente en la República Dominicana. Decía: "El Gobierno
de los Estados Unidos, a solicitud de la República Dominicana,
auxiliará a ésta en la forma que estime conveniente para
restablecer el crédito, conservar el orden, aumentas la eficacia de
la administración civil y promover el adelanto material y el
bienestar de la República" .
Al
conocer el presidei\te Morales Languasco el rechazo del Senado
estadounidense, y actuando por sugerencias del presidente Roosevelt,
emitió un decreto, el 31 de marzo de 1905, mediante el cual el
presidente de los Estados Unidos de América nombraría una persona
que se encargaría de dirigir las aduanas dominicanas. Se dejaría el
reparto 45- 55 o/o. Se deposita~ían las sumas provenientes del 55%
en un banco de Nueva York, y hasta tanto no se llegara a un acuerdo
con los acredores no serían repartidas.
Este
decreto fue conocido con el nombre de Modus Vivendi.
A
finales de 1904 el ministro de Hacienda y Comercio, Federico
Velázquez y Hernández, había manifestado su intención de negociar
con acreedores del Estado Dominicano la reducción en los montos de
sus créditos, a cambio de un pronto y seguro pago.
Al
preveer Velázquez de manera acertada, que los ingresos
gubernamentales continuarían creciendo al igual que los depósitos
en el National City Bank de Nueva York, a mediados de 1906 fue a los
Estados Unidos de América a negociar un arreglo con todos los
acreedores foráneos del Estado Dominicano.
Este
arreglo se lúzo con la ayuda del financista estadounidense Jacob
Hollander, quien se trasladó a Europa a negociar con los tenedores
de bonos dominicanos residentes en dicho continente.
Luego
de arribarse a un acuerdo con éstos, Velázquez y Hollander
elaboraron el llamado "Plan de Ajuste", para liquidar toda
la deuda pública externa e interna dominicana.
Se
partió de que el país debía 30 millones de pesos oro. Los 21, 184,
000 adeudados a los tenederos de bonos quedarían reducidos a 12,
407, 000. ; 2, 028, 250 pesos oro debidos por concepto de la duda
interna serían reducidos, para fines de pago, a 654, 827. Se
reservaron 2, 400, 000 pesos oro para otras deudas y reclamaciones
internas, y se declaró que los pagos totales, incluyendo intereses y
reclamaciones por liquidar, no podrían pasar de 17 millones.
El
empréstito sería pagado con las recaudaciones aduanales. Cien mil
pesos oro
mensuales debían ser entregados por el Receptor general de
las Aduanas Dominicanas a la institución bancaria que se designarse
corno agente fiscal del empréstito.
Del
millón doscientos mil pesos oro a ser entregados anualmente, un
millón sería utilizado para pagar intereses y doscientos mil para
amortizar los bonos.
Corno
era indispensable la colaboración del gobierno estadounidense para
la captación de los ingresos aduanales, garantizar el empréstito y
armonizar los bonos, se firmó, en febrero de 1907, una segunda y
definitiva convención entre los gobiernos estadounidense y
dominicano, la cual contó con la aprobación del Senado de los
Estados Unidos de América.
En
1908 se designó al banco Morton Trust Cornpany agente fiscal del
empréstito, y se vendieron los bonos.
Una
parte del dinero proveniente del empréstito de los veinte millones
fue usado para la construcción de obras de infraestructura, al igual
que una porción del superávit fiscal logrado por ios gobiernos a
partir de 1905.
Vías
ferroviarias, caminos, carreteras, dragado de puerto, faros, puentes
y otras obras estuvieron destinados a facilitar el transporte y el
embarque de frutos hacia el exterior
La
acentuada política de construcción de obras de infraestructura,
iniciada de manera sistemática durante la administración de Morales
Languasco, desmiente el concepto errado que han expresado algunos, en
el sentido de que fue durante la primera Intervención
Estadounidense, 1916-1924, cuando se iniciaron las construcciones de
carreteras tendentes a comunicar entre sí las tres regiones del país
y otras obras de infraestructura.
Con
dinero proveniente del empréstito por veinte millones de 1908 el
Estado Dominicano compró los derechos que tenían los concesionarios
de los muelles, originados en el hecho de que ellos habían aportado
los capitales para sus respectivas construcciones, lo que les
permitía cobrar por la carga y descarga de mercancías.
También
se adquirió la concesión que disfrutaba la línea naviera
estadounidense Clyde, la que impedía al Estado Dominicano rebajar
los derechos de puerto, de los que estaba exonerada la Clyde, a las
compañías competidoras, creándose así un monopolio en fa vor de
la primera, a causa de sus privilegios fiscales y de las ventajas
económicas de que disfrutaba.
Con
el fin del monopolio de la Clyde se pudieron rebajar los derechos de
puerto y abrir los puertos dominicanos a las diversas compañías
navieras internacionales.
En
esa época los Estados Unid os d e América eran los más importantes
compradores y vendedores, con más de un 50 o/ o del volumen to tal
del comercio exterior dominicano. Luego le seguía Alemania con un 20
o/o aproximadamente. Y después Francia e Inglaterra.
Esta
primacía de la potencia norteamericana y lu ego de Alemania
reflejaban el gran desarrollo económico que habían tenido estas dos
naciones a finales del siglo XIX y en los comienzos de la actual
centuria.
El
presidente de los Estados Unidos de América William Howard Taft,
hizo que se modificaran los aranceles aduanales dominicanos. La
reforma, puesta en vigor el lro. de enero de 1910, consistió
básicamente en una rebaja de los gravámenes a ser pagados por las
mercancías estadounidenses importadas. Esto con la finalidad de que
el pueblo aumentase el consumo de las mismas, y redujese el de las
europeas, debido a la diferencia de precios que existiría.
El
fracaso de la dictadura militar
El
19 de noviembre de 1911 cayó abatido a tiros el presidente Cáceres.
El jefe del Ejército, Alfredo Victoria, deseaba el poder, pero no
podía acceder a la Presidencia en esos momentos, porque la
Constitución exigía un mínimo de 30 años de edad para ser
presidente, y él solamente tenía 27.
Obligó
al Congreso, bicameral desde la reforma constitucional de 1908, a
elegir a su tío, el senador por Santiago Eladio Victoria, como jefe
de Estado.
Fue
la primera vez en la historia dominicana que alguien basado
exclusivamente en la fuerza militar, imponía su voluntad política
al país.
Inició
una política de persecución contra Horado Vásquez y sus
partidarios. El caudillo mocano respondió mediante una guerra de
guerrillas aliado con Desiderio Arias.
El
buen trato que deban a la población, hizo que captaran su simpatía
y que fuesen denominados "los suaves". Era completamente
opuesto el comportamiento de los oficiales y soldados
gubernamentales, quienes mataban, torturaban, encarcelaban y
golpeaban a inocentes ciudadanos y les incendiaban sus casas.
Fue
una guerra civil muy sangrienta, como lo refleja el hecho de que 1912
fue denominado "El año Rojo", ya que a pesar del apoyo
popt.:,ir a los rebeldes no les era fácil vencer, pues los Victoria
contaban con los disciplinados y valientes soldados del Batallón
Ozama.
En
una primera etapa el presidente de los Estados Unidos, Taft, y su
Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Philander Knox,
apoyaron a la administración de los Victoria.
Pero
las empresas estadounidenses radicadas en el país se dieron cuenta
de que no habría paz en el país mientras los impopulares y
deshonestos Victoria gobernaran. Temieron que de prolongarse la
guerra civil, la que hasta. entonces había tenido lugar en el sur y
en el norte únicamente, la misma se extendiera a San Pedro de
Macorís, lo que habría puesto en peligro las millonarias
inversiones que ellas habían hecho en aquel distrito en el sector
azucarero.
Los
abogados de éstas en Nueva York presionaron al Departamento de
Estado para que los Victoria fuesen depuestos.
Desde
su ascenso al poder en 1909, Taft y Knox aplicaban en América Latina
la política llamada "La Diplomacia del Dólar". Esta
consistía en inducir a los capitalistas estadounidenses a obtener
concesiones relativas a sectores públicos, tales como electricidad,
acueductos, muelles, teléfonos, telégrafos, y a instalar otras
importantes empresas en los países latinoamericanos, las que serían
favorecidas con numerosas exoneraciones fiscales que los gobiernos de
Latinoamérica se veían obligados a conceder por la presión
ejercida por la Casa Blanca y el Departamento de Estado.
También
se quería coaccionar a los Jefes de Estado de varios países
latinoamericanos a contratar empréstitos estadounidenses, para atar
financieramente esas naciones a los Estados Unidos de Amériea, y de
esa forma evitar la posible influencia de potencias europeas,
especialemente Alemania, que era una rival política y comercial de
la poderosa nación norteamericana.
Durante
la administración Taft los industriales y comerciantes
estadounidenses tuvieron una gran influencia en la política exterior
de su país, como lo refleja la Diplomacia del Dólar. Por esa razón
cuando el presidente Taft se convenció de que los Victoria no podían
aplastar militarmente a la rebelión por contar ésta con apoyo
popular, aceptó las sugerencias de las compañía estadounidenses
con inversiones en la República Dominicana. Envió dos Comisionados,
acompañados de 750 Marines, para obligar a los Victoria a renunciar.
El lro. de diciembre de 1912 se juramentó como presidente el
arzobispo Adolfo Nouel.
***********
Págs. 86-89)
A finales de 1914 los dirigentes de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Ministro de la Guerra consideraron que ante la eventualidad de que los Estados Unidos de América se viesen envueltos en ''La Gran Guerra", como se le denominó entonces, había que tomar una serie de medidas para imponer la tranquilidad en los países que consideraban su retaguardia en el continente americano, y asegurar la producción en éstos de alimentos básicos, materias primas y minerales indispensables para poder combatir los soldados estadounidenses con éxito en los campo europeos.
A principios de 1915 el Secretario de Estado de los Estados Unidos de América Bryan fue informado por Sullivan de que los desideristas estaban conspirando para que los congresistas horacistas, desideristas y vidalistas depusieron al presidente Jiménez y proclamasen a Arias presidente.'
En esa ocasión, en su calidad de encargado de la política exterior, Bryan hizo conocer a Sullivan la disposición de Washington de intervenir en cualquier momento. En todo el transcurso del año 1915 y en los primeros meses del siguiente funcionarios estadounidenses profirieron una serie de amenazas contra la soberanía nacional, seguidas de hechos que conducían a pensar que inexorablemente los Estados Unidos de América estaban decididos a ocupar la República Dominicana, si no se les obedecía en todos sus requerimientos.
En julio de 1915 comenzó la ocupación de Haití por los Marines. Se mantendría ocupada hasta 1934.
El 19 de noviembre de 1915 el nuevo ministro residente estadounidense, William Russell, entregó al gobierno dominicano la Nota N2 14, en la que se requería el restablecimiento del Contralor Financiero que había sido suprimido en mayo de 1915; la disolución del ejército y de la guardia rural, y la creación de una Guardia Civil comandada por un oficial estadounidense que sería nombrado por el presidente de los Estados Unidos de América.
Esta era una repetición de una nota similar presentada el 8 de 86 enero de 1915 al embajador dominicano en Washington, Enrique Jiménez, en la que también se solicitaba colocar el cobro las rentas internas de la nación bajo el control de la Receptoría General de las Aduanas Dominicanas, cuyo director era una estadounidense nombrado por el presidente de los Estados Unidos de América. También poner -el correo y el telégrafo bajo el control del Director de Obras Públicas, otro funcionario estadounidense, y la exigencia de que este último solamente podría ser despedido por causas justificadas que el gobierno de la República Dominicana debía probar ante el Departamento de Estado.
Los Estados Unidos de América querían controlar toda la política dominicana. Hacer de los gobernantes criollos simples fachadas formales.
Estas pretenciones se facilitaban porque los estadounidenses tenían el dominio de la economía dominicana.
El 25 de septiembre de 1905 el cónsul estadounidense Dawson envió la siguiente comunicación al Departamento de Estado: "Más del 60 por ciento de las importaciones de este país vienen de los Estados Unidos, y casi la misma proporción de sus exportaciones va allí. El comercio está rápidamente expandiéndose en el último año y medio, y con paz y sabias tarifas y leyes de navegación es seguro que crecerá maravillosamente. Aunque los productos americanos tienen ahora Ja preferencia, la competencia alemana y británica es muy fuerte. Más de $10, 000, 000 de capital americano ya está invertido en empresas industriales. La industria azucarera y la guineera están casi completamente en manos americanas; así están las concesiones mineras concernientes al petróleo, el cobre y el oro. El más importante de los dos ferrocarriles existentes fue construido y es operado por americanos, y otros americanos tienen las concesiones para los más factibles de los ferrocarriles proyectados. La concesión sobre el puerto más importante es también americana, y por igual la concesión para la línea de vapores que transporta más de la mitad de las mercancías importadas".
(3) La Primera Guerra Mundial facilitó grandemente la ocupación del territorio dominicano por tropas estadounidenses durante ocho largos años, tanto por la situación política internacional que creó, como por el hecho de que ese evento causó de manera indirecta un incremento del 87 dominio del comercio exterior dominicano por los Estados Unidos de América.
La "Gran Guerra" causó una interrupción en el tráfico comercial entre Europa y América, porque los submarinos alemanes hacían sumamente insegura la navegación.
Por otra parte los buques mercantes alemanes dejaron de venir.
La brusca interrupción de las exportaciones de tabaco, café y cacao a Alemania y a Francia causó una profunda crisis en todo el país, pero especialmente en el Cibao, por ser en esta región donde se cosechaban las mayores cantidades de estos frutos.
Los Estados Unidos de América reemplazaron a Francia, Inglaterra y Alemania, tanto en lo concerniente a las importaciones como a las exportaciones dominicanas.
La poseción de las más importantes empresas en los más variados puntos del país por compañías estadounidenses y el constituirse los Estados Unidos de América en el cuasi único comprador y vendedor de la República Dominicana debido a la Gran Guerra, eran hechos que venían a facilitar cualquier pretensión que tuvieran los Estados Unido de América con respecto a la soberanía dominicana.
Estas pretensiones se facilitaban aún más en la medida en que los dirigentes políticos dominicanos no se mantuvieran unidos monolíticamente en el plano político, y dieran pretextos con sus actuaciones a una intervención militar.
Eso fue advertido por muchos dominicanos, pero no por Desiderio Arias, quien creía que podía llegar a la Presidencia mediante incesantes rebeliones que le permitiesen acrecentar su poder personal; aumentar el número de sus seguidores armados, incrementar el de los senadores, diputados, funcionarios y otros que lo apoyasen políticamente, y extender cada vez más su influencia en todo el país.
En 1916, desde su posición como ministro de Guerra y Marina, Arias reanudó sus labores conspirativas can la finalidad de que el Congreso lo llevase a la presidencia de la República.
Cuando el Presidente Jiménez se enteró de dichos planes, destituyó, el 14 de abril de dicho año, a Cesáreo y a Mauricio Jiménez de la jefatura de la Guardia Republicana y de la comandancia de armas 88 de Santo Domingo, respectivamente, por ser hombres de confianza de Desiderio.
Esto hizo que estallara la rebelión. El congreso se fue del lado de los rebeldes. Por segunda vez en su historia inhabilitó a Jiménez. Para lograr una votación en ese sentido, se produjo una alianza de desideristas, vidalistas y horacistas.
En gesto de patriotismo el presidente Jiménez se negó a recibir asistencia militar por parte de la tropas estadounidenses para desalojar las fuerzas desideristas que se encontraban en la Fortaleza Ozama, y prefirió renunciar el 7 de mayo de 1916.
Siguió al frente de la Administración Pública el Congreso de Secretarios de Estado.
El 13 de ese mes y año el comandante de las tropas estadounidenses dio un ultimátum a Desiderio Arias para que depusiese las armas.
Este decidió retirarse a Santiago con sus hombres, sin presentar combate en ese momento, ni durante los ochos largos años que duró la ocupación militar estadounidense, pese a que en diciembre de 1913 había prometido públicamente luchar contra una invasión yanqui, en caso de materializarse.
*******************************************************************************************************************
- LA INTERVENCIÓN MILITAR NORTEAMERICANA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA 1916-1924
- La intervención Militar Norteamérica Los malos manejos financieros y la continua política de endeudamiento durante los años de la dictadura de Ulises Heureaux, llevaron al país al caos financiero. La política injerencista norteamericana se abrió paso aprovechando esta situación. La muerte de Heureaux reanimo las luchas caudillistas, que por varios años había estado ausentes. En el país surgieron nuevos grupos políticos que constituyeron a los partidos Rojo y Azul. Nuevos caudillos dieron nombres a las nuevas tendencias. Jimenistas, horacistas y velazquistas lucharon por alcanzar el poder.
- Durante 8 años nuestra soberanía estuvo en suspenso bajo el dominio norteamericano. En esos años nuestro país conoció un acelerado proceso de cambio en diverso ordenes: Desarme de la población. Situación de las fuerzas armadas por una Guardia Nacional. Cambio en el sistema de tendencia de tierras. Agresivo programa de obras públicas. Desarrollo intensivo de la industria azucarera.
- Al momento de la muerte de Lilís el país se encontraba completamente arruinado en materia financiera. Muchos prestamistas locales se arruinaron a causa del caos financiero, tanto por la continua emisiones de papel moneda como por los prestamos al gobierno. Nuestra economía estaba hipotecada a la Improvement y el gobierno no tenia fondo para actuar.
- El tabaco cibaeño perdió su primacía para dar paso a nuevos renglones productivos exitosos, como el cacao y el café. En el Sureste, el azúcar predomino, definitivamente, sobre la ganadería y la producción maderera. En los finales del gobierno de Heureaux, la oposición estaba encabezada por los caudillos Horacio Vásquez y Ramón Cáceres. Inmediatamente se produjo el asesinato de Heureaux estos se alzaron en armas.
- Wenceslao Figuereo Dado que Heureaux había perdido toda su popularidad, el nuevo presidente, lilisista al fin, fue rechazado ampliamente por la población.. El levantamiento de Horacio Vásquez pudo en poco tiempo derrocar el gobierno de Figuereo instalándose en septiembre de 1899 un gobierno provisional presidido por el propio Vásquez.
- En el poco tiempo que duro su gobierno Vásquez realizo una serie de acciones positivas: Restableció la libertad de expresión. Invito a retornar a la gran cantidad de exiliados. Saco de circulación la papeletas de Lilis. Fijo una tasa de cambio de cinco pesos de plata por un dólar.
- El gobierno de Jimenes Las elecciones se llevaron a cabo el 15 de noviembre de 1899, en ellas se presento una candidatura única formada por Juan Isidro Jimenes y Horacio Vásquez, presidente y vicepresidente respectivamente. Jimenes era un comerciante de gran popularidad por haberse opuesto a la dictadura de Lilis, encabezando un fracasado intento de invasión a menudos de 1898.
- Jimenes encontró las finanzas nacionales totalmente deshechas. La deuda nacional sobrepasaba los millones de dólares y la deuda estaban bajo el control de la Santo Domingo Improvement Company. Esta compañía había vendido bonos de la deuda a Francia, Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra pero no les pagaba de lo que se recaudaba en la adunas del país. Jimenes logro recuperar las adunas y garantizar a los tenedores de bonos el inicio de los pagos de las deudas pendientes.
- Diferencias entre Jimenes y Vásquez Los seguidores de Lilis se acercaron a Jimenes en un intento de reintegrarse en el gobierno, mientras que los antililistas estaban nucleados alrededor de Vásquez. El 26 de abril de 1902, Vásquez y sus partidos, se levantaron en armas y lograron sacar a Jiménez de la presidencia.
- Los Bolos y los Coludos El país se dividió entre los liderazgos de Jimenes y Vásquez . El primero, de origen baecista, aglutino a los antiguos rojos, mientras que el segundo reunió a los antiguos seguidores del partido Azul. El partido horacista se identifico con el símbolo de un gallo coludo, por lo que se llamó Los Coludos. El partido Jimenita lo hizo con un gallo bolo y por eso se le conoció como Los Bolos (se dividió en bolos patas prietas y patas blancas).
- Presiones sobre el gobierno de Jimenes El gobierno de Jimenes fue de una extrema fragilidad. Los Estados Unidos presionaban incesantemente al gobierno de Jimenes para que cumpliera con sus demandas. En octubre de 1915, fue enviada la celebre Nota 14 en la que exigían que se nombrara un experto financiero para supervisar las aduanas y el manejo del gasto publico. Además, reclamaba la disolución de las fuerzas armadas para, en lugar, crear una Guardia Nacional bajo la dirección de militares norteamericanos.
- Destitución de Jimenes Se llevo a cabo en abril de 1916, cuando Desiderio Arias se alzo en alma contra el gobierno y recibió el apoyo en buena parte del congreso. Los Estados Unidos calificaron la destitución como golpe de Estado e iniciaron los primeros desembarcos de tropas. Ofrecieron a Jimenes la protección necesario para mantenerlo en el poder, pero Jimenes se negó a aceptarlo y renuncio el 7 de mayo de 19156.
- Inicio de la Ocupación El día 6 de mayo de 1916 los norteamericanos desembarcaron más tropas y ocuparon el País. Los hombres de Desiderio Arias se replegaron a Santiago, donde se prepararon para resistir a las tropas norteamericana. Los interventores se proponían hacer retornar el país a una estabilidad que permitieran crear las condiciones necesarias para el desarrollo capitalista y de los intereses norteamericano en el país.
- Medidas tomadas por los norteamericanos Se procedió a desarmar a la población y a disolver las fuerzas armadas. Se implanto una Ley de censura que prohibía las protestas contra la presencia Norteamericana. Se implanto un Vasto programa de obras pública (Carreteras). La aplicación de un programa de política social (Educación y Salud). Todas estas medidas fueron costeadas mediante nuevos prestamos, que aumentaron la deuda externa del país que había reducido, considerablemente, debido al estricto control a que fueron sometidas nuestras finanzas y con el pago regular. Para el 1922 la deuda había aumentado a casi 15 millones de pesos.
- Regularización en el sistema de tendencia de tierra Los norteamericano aplicaron toda una serie de leyes y disposiciones tendentes a modificar el esquema de tendencia de la tierra hasta entonces vigente. La ley de impuestos a la propiedad obligo a los propietarios a trabajar sus tierras para sacar el costo del impuesto o venderlas. Por la Ley de registro de la propiedad territorial o sistema de Torrens se decreto la partición de los terrenos comuneros.
- Sistema de Torrens Establecía el derecho a la propiedad a quienes pudieran probar una ocupación mayor de 10 años. Se hicieron muy comunes las falsificaciones de títulos de propiedad. Aprovechandose de esta situación, se formaron los grande terrenos azucareros y los latifundios ganaderos de la región Este.21. Resistencia a la Ocupación El desarme de la población constituyo a neutralizar a los principales caudillos, la resistencia armada no tuvo ausente. Esta fue encabezada por los llamados Gavilleros, termino despectivo con el que se denomino a los campesinos rebeldes a la autoridad extranjera. El principal foco de resistencia estuvo en el Este, donde insurgente como Vicente Evangelista, Ramón Nateras y Ramón Batía se mantuvieron en armas durante un tiempo. La acción guerrillera disminuyo, considerablemente, una vez que surgió la perspectiva de la salida de los marines norteamericanos.22. Planes de desocupación A medida que creció la actividad en pro de la restauración de la soberanía nacional, los Estados Unidos empezaron a plantearse la desocupación. Había, además, otro motivo de peso. En 1920 los precios del azúcar había caído drásticamente y la producción azucarera, el principal motivo de la política interventora, después de varios años de bonanza, empezaba a dejar perdidas.
23.
El plan Hughes-Peynado Dividió el movimiento nacionalista. Antes la
realidad de la desocupación los defensores de la pura y simple
pasaron a ser minoría. Los principales lideres políticos, Horacio
Vásquez, Juan Jimenes y Federico Velázquez, se acogieron al plan.
24.
Fin de la ocupación El 1 de octubre de 1922 se eligió como
presidente provisional a Juan Bautista Vicini, quien preparo las
elecciones para el 15 de marzo de 1924. El partido horacista paso a
llamarse Partido Nacional y presento a Horacio Vásquez como
candidato y los velazquistas pasaron a llamarse Partido Progresista.
Ambos partidos concurrieron unidos y se enfrentaron a los Jimenista
que llevaban la candidatura de francisco J. Peynado. La elecciones
fueron ganadas por el binomio VasquezVelazquez, quienes tomaron
posesión el 12 de julio de 1924. para agosto de ese año las tropas
Norteamérica habían salido de territorio dominicano.
*******************************************************************************************************************
"Los Gavilleros", dolor de cabeza para Marines en la Intervención
Esterlin Taveras
El Dia
Santo
Domingo.-Pese
a los controles establecidos en el orden económico y militar, los
interventores no tuvieron paz durante su expansión en el país, por
el levantamiento de decenas de dominicanos contra la ocupación.
La
resistencia fue expresada desde los primeros momentos de la
intervención y con el paso de los años fue creciendo
considerablemente.
La
oposición no era para menos, debido a los constantes abusos
cometidos por los marines contra campesinos y otros segmentos
poblacionales, según se hace constar en documentos de la época
analizados.
“Durante
la intervención de 1916 aquí lo que había era una dictadura”,
manifestó el escritor Roberto Cassá, director del Archivo General
de la Nación, para referirse de forma generalizada a las
limitaciones que fueron impuestas.
Cassá, quien ha estudiado minuciosamente registros de ese entonces, especificó que se estableció un servicio de inteligencia mediante el cual se vigilaba a los opositores.
Censuras
“Quienes
estaban en contra de la intervención eran objeto de presión,
intimidación, amenazas y encarcelamientos”, describió el
escritor.
En
ese sentido, la censura de ciertas publicaciones perjudiciales para
sus intereses fue una de las políticas implementadas por los
estadounidenses, quienes se mantuvieron bajo constante ataques por
los grupos insurgentes y ciudadanos que de forma individual estaban
resentidos por la ocupación.
Tal
es el caso de Gregorio Urbano Gilbert, un jovencito que con tan solo
17 años de edad, al enterarse del desembarco de tropas en San Pedro
de Macorís se armó con un revólver y se presentó en el muelle
donde se encontraban los infantes de marina. Al llegar allí disparó
contra un oficial extranjero a quien hirió mortalmente.
Afortunadamente
Urbano Gilbert logró escapar de aquel lugar, aunque posteriormente
fue apresado y sentenciado a muerte, lo que no se materializó.
“Los
gavilleros”
La
región Este del país se erigió como el principal centro de
expresión de rechazo a la ocupación militar de los estadounidenses,
razón por la que fueron enviadas tropas para controlar la situación.
Sin
embargo, la operación para someter a los grupos no tuvo el éxito
esperado e incentivó la radicalización y el surgimiento de nuevos
opositores.
En
este contexto “Los gavilleros” se convirtieron en un constante
dolor de cabeza para los invasores. Se trató de grupos radicales que
aunque se les llamó “gavilleros” de forma despectiva, mediante
sus métodos de confrontación armada se opusieron a la intervención.
En
su necesidad por desarticular las operaciones de los insurgentes, los
infantes de marina llegaron a quemar decenas de casas con personas
adentro, en especial las que pertenecían a parientes de “Los
gavilleros”, según el escritor Roberto Cassá.
Así
mismo, los extranjeros hicieron uso abusivo de la fuerza, que muchas
veces terminaba con crímenes injustificados contra indefensos
ciudadanos.
Esta
situación acentuó el rechazo a los interventores, lo que desató
una guerra de guerrillas en provincias de la región Este.
Para
ese entonces la población dominicana era inferior al millón de
habitantes. Algunos registros de la época la cifran en poco más de
700 mil personas.
“Los
gavilleros no eran delincuentes, eran políticos que actuaban con
sentido de mafia para su sobrevivencia”, explicó Cassá para
definir a los grupos de insurgentes.
Dentro
de los principales líderes “gavilleros” están Salustiano
Goicochea (Chachá), Eustacio Reyes (Bullito), Vicente Evangelista;
Andrés Polanco, Martín Polanco, Cabo Gil y Ramón Natera (El
general), este último se constituyó en uno de los más perseguidos
por los marines. Pese a estar dispersos dichos grupos tenían cientos
de hombres armados, quienes a menudo tuvieron enfrentamientos con los
marines.
“Aunque
no tuvieran conciencia nacional, los “gavilleros” constituyeron
una forma de resistencia popular a la intervención”, afirma el
escritor. Muchos “gavilleros” fueron ultimados, mientras que
otros se rindieron en 1922 tras más de cinco años de lucha.
*******************************************************************************************************************
Creación
de la Guardia Nacional
Francisco
Berroa Ubiera
Historiador,
Academia Dominicana de la Historia
Creación
de la Guardia Nacional Dominicana, el 7 de abril de 1917, en plena
ocupación norteamericana
Para
enfrentar la resistencia nacionalista de algunos movimientos rurales
al estilo guerrillero que se manifestaban desde 1916 en varias zonas
de la geografía nacional dominicana: en el Norte de Santo Domingo,
los "600 Gavilleros" de la región Sureste u oriental, que
operaban en los llanos y cordilleras; los partidarios de Olivorio
Mateo, el dios Liborio en San Juan de La Maguana; las actividades
insurgentes del Norte de Baní; la resistencia campesina de las
montañas de Neiba; y los insurrectos en la zona de Yamasá, que
preocupaban seriamente a los interventores, fue creada por el
Almirante H. S. Knapp mediante la Orden Ejecutiva Número 47 del 7 de
abril de 1917, la Guardia Nacional Dominicana (G.N.D.), con una
inversión inicial de US$500,000.00, constituyendo un cuerpo de
cipayos, la cual contaba en el momento de su fundación con 21
oficiales de Estados Unidos -algunos puertorriqueños-, 17
dominicanos y 691 alistados -la mayor parte de estos eran sujetos de
mala reputación: pillos, ladrones y asesinos-, para un gran total de
729 efectivos.
El
comando de la Guardia Dominicana los ejercían un Capitán
norteamericano, y los demás eran sargentos y cabos de los U.S.
Marine Corps, con rangos superiores en la nueva entidad paramilitar
que dirigían. En 1917 el instructor de la Guardia Nacional
Dominicana fue Robert C. Kilmartin Jr.
Otras
"Guardias" similares a la nuestra fueron organizadas por
los Estados Unidos en América Latina. En la República de Haití,
invadida en 1915, La Garde funciona desde 1915 a 1934; en Nicaragua,
ocupada de 1927 a 1932, La Guardia se crea en 1932.
La
solicitud de ingreso de Trujillo Molina a la Guardia Nacional se
produce en diciembre de 1918, contando el joven Guardacampestre con
27 años de edad, solicitando su aceptación en ese cuerpo militar
por medio de una carta de solicitud dirigida al coronel C. F.
Williams, su Comandante en Jefe, y depurada por el mayor James J.
MacLean, amigo del tío protector de Trujillo don Teodulo Pina
Chevalier (es el padre del distinguido jurista dominicano Pina
Acevedo), lo cual explica la inmediata aceptación de Trujillo al
cuerpo militar.
*******************************************************************************************************************
Por: Alejandro Paulino Ramos
Conferencia en la Fundación Global y Desarrollo (FUNGLODE), a finales del 2006.
La República Dominicana sufrió profundos cambios económicos, demográficos, tecnológicos y culturales a partir de los años setenta del siglo XIX, como fruto del establecimiento de la industria azucarera y con ella la inversión de capitales foráneos, el surgimiento de un sector de trabajadores que abandonó las faenas campesinas para convertirse en obreros asalariados, la construcción de líneas férreas, el transporte de pasajeros, el comienzo de la utilización de la luz eléctrica, y el rompimiento de vínculos culturales y económicos con países europeos para consolidar desde principio del siglo XX, los lazos culturales y económicos con los Estados Unidos de Norteamérica.
Junto al desarrollo de ese capitalismo incipiente que dejaba en el olvido la sociedad hatera de la época colonial y la economía precapitalista de los primeros cincuenta años del siglo XIX, Santo Domingo se convirtió en receptora, entre 1870 y 1930, de decenas de miles de inmigrantes cocolos, puertorriqueños, árabes, chinos, haitianos, cubanos y norteamericanos y con su establecimiento en territorio dominicano aparecieron prácticas culturales desconocidas hasta entonces, prácticas que se fueron enraizando y formando parte de una cultura que se encontraba en formación; . Iniciado el siglo XX, las industrias, el comercio, los deportes y las diversiones, para sólo citar algunos aspectos de la vida dominicana, comenzaron a tener un referente más relacionado con los Estados.
La red de carreteras, puentes y caminos iniciadas en 1908 van a romper con el regionalismo, facilitando cambios en la cultura de consumo de la población y aunque los procesos políticos siguieron las consignas de los caudillos y sus “revoluciones”, en el primer cuarto del siglo XX el país dejó de ser lo que había sido durante el siglo XIX, para transformarse de una manera vertiginosa en un nuevo país más moderno y abierto al mundo. En esto tuvo mucho que ver la ocupación militar norteamericana de 1916.
Durante el gobierno militar extranjero se desarmó la población, fueron modificados los planes de estudios, se controlaron las publicaciones de ensayos y libros, fue reorganizado el Estado, desintegrado el ejército y pacificado el país. Todo esto además del relativo bienestar que se dejó sentir entre 1916 y 1920, va a provocar un impacto cultural de amplios sectores nacionales.
En 1924, cuando las tropas comenzaron a salir del país y el presidente Horacio Vásquez tomaba posesión, en amplios sectores urbanos se dejaba sentir la influencia del proceso vivido. Fue tal vez por esta razón que el director de la revista Cosmopolita llegó a decir en sus páginas que después de terminada la Primera Guerra Mundial, la tolerancia ganó terreno y la presencia de los marines no nos hicieron más civilizados, sino más tolerantes. “Antes, --dijo él—nos ofendíamos por lo que ofendía a la moral, ahora la moral es la que ofende a nuestros libertinajes”.
De todo modo, la salida de las tropas y el establecimiento de un gobierno dominicano va a provocar, por lo menos como política de Estado, algunos reajustes y acondicionamientos de aspectos vinculados a la cultura, pero en sentido general desde el Estado se continuó la política cultural del gobierno de ocupación ..
Como ejemplo de todo lo que he dicho, quisiera tomar como referencia una obra publicada en 1924 por Horacio Read. Este intelectual e integrante de la agrupación cultural El Paladión, escribió la novela “Los Civilizadores” en la que trató de demostrar, desde el punto de vista cultural, que la civilización a que los Estados Unidos quiso llevar a los dominicanos era todo lo contrario y que lo que se había logrado con su presencia, fue retrotraer a los dominicanos a la época de la barbarie.
El autor, desde una posición conservadora y a veces prehispánica añoraba los valores del pasado que él entendía iban sucumbiendo ante la presencia extranjera. En los diálogos de los personajes va quedando establecido lo que entendía como un comportamiento que ofendía los valores de los dominicanos.
Entre los aportes desmoralizantes de los ocupantes, Horacio Read destaca la utilización de palabras en ingles en el idioma castellano, y como los esposos complacientemente permitían que sus señoras participaran en fiestas donde compartían públicamente con sus amantes y en sus hogares durmieran las siestas y compartieran las camas con sus amigos. Tomaban “copa de crema de menta, y realizaban competencias donde el premio era un beso, y comían pickleys y carne en lata., brindaban el te, jugaban take and put, bailan fox trots, one-step, y bailaban al compás de una pianola eléctrica, mientras tomaban wiskey y bailaban el ritmo conocido como “shimmy”.
Por otro lado, Juan Isidro Jimenes Grullón, en La República Dominicana: una ficción explicó lo que él llamó “los síntomas espirituales” de la decadencia que se había iniciado durante la ocupación militar americana, y entre esos síntomas citó el auge “de la corriente pro-norteamericana en el seno de la burguesía.” y su afán de que el país se convirtiera en una colonia similar a Puerto Rico. La ocupación trajo consigo una norte-americanización de las costumbres y era un orgullo para quienes las obedecían hablar preferentemente en un inglés chapurreado.
Parecido conceptos fueron externados por Ramón Marrero Aristy en el volumen tres de su obra histórica La República Dominicana, al decir que “con la presencia de los norteamericanos perecieron muchas costumbres sanas y numerosos mitos. La gente joven y las mujeres adquirieron costumbres más independientes y la obsesión del dinero como elemento determinante del valor del individuo se apoderó no sólo de las clases encumbradas sino de gran parte de las otras radicadas en las zonas urbanas.
Ahora bien, cuál fue la política cultural del gobierno del presidente Vásquez durante los seis años que le tocó gobernar la República Dominicana? Durante su gobierno se desarrolló una política que tendía a promover, aunque esto no era generalizado, el apoyo económico para la publicación de libros. En el aspecto educativo, Marrero Aristy señala en su obra de historia, que la instrucción pública había sido la “primera victima de la crisis económica experimentada por el régimen de Vásquez”, aunque este destinó mediante ley, que se especializaran fondos para la construcción de escuelas y se financiaron becas de estudios tanto en el extranjero como en el país
Otras medidas importantes en el período, fueron la celebración oficial del Congreso Musical en Santo Domingo en 1928, la promulgación de la ley que asignaba los fondos para la construcción de la Biblioteca Nacional y se declaró de utilidad pública el edificio del Alcázar de Colón. Además, fue abierto el Museo Nacional de Antropología en 1926, y se intentó la construcción, en 1926, del Teatro Nacional. Muchas de estas iniciativas, como la de la biblioteca y el Teatro, quedaron en el olvido.
También el gobierno destinó fondos para construcciones de edificios, carreteras, puentes y obras públicas que de alguna manera van a incidir en la cultura de los dominicanos. Facilitó fondos para la celebración en Santiago de los Caballeros de la Exposición Nacional en 1927, prohibió fijar carteles y letreros en edificios públicos y monumentos, se contrataron los servicios aéreos para el transporte del correo que salía al exterior, y fueron firmados contratos para la operación de líneas aéreas y el transporte de pasajeros, en 1927.
En el ámbito de la salud y la higiene, áreas muy relacionadas con las practicas culturales de los dominicanos, al parecer no hubo grandes logros, a no ser la construcción del primer acueducto de la capital de la República en 1928. Ramón Marrero Aristy tratando de justificar el derrocamiento de Horacio Vásquez, años después, llegó a escribir: “Sin acueducto, la higiene personal era muy difícil. Fuera de los baños en los ríos a la manera primitiva, muy pocas familias podían disfrutar de los beneficios del agua corriente y las duchas. Los sistemas sanitarios permanecían a la altura de los retretes en las principales poblaciones, con excepción de los barrios céntricos de Santo Domingo”.
El rápido contacto con el exterior por la vía aérea y marítima, una prensa que se modernizó con nuevas y poderosas impresoras y conectadas al mundo por la radiotelegrafía y el Cable Submarino, la naturalización como ciudadanos dominicanos y formación de familias con nacionales de cientos de inmigrantes, el establecimiento del cine, y el nacimiento de la radio en 1928, además de las nuevas cultura del consumo de productos principalmente norteamericanos, van a marcar definitivamente al pueblo dominicano.
La sociedad se hizo más liberal pues se comenzó a romper con el conservadurismo social y empezaron a aparecer en revistas como El Gráfico y Cromos, imágenes a páginas completas de mujeres desnudas. El Club Unión, centro cultural por excelencia de la aristocracia dominicana, comenzó a abrir sus puertas al merengue y el bongó. El güiro y la maraca, la rumba y la guaracha, que a decir de Gimbernard “acechaban en espera de la oportunidad de su invasión”, se introdujo en ese Club a partir de 1924.
En el ámbito juvenil y de los intelectuales motivados por el positivismo, la educación hostosiana, el arielismo y el socialismo el período se enrumbaba por otros senderos. Una gran actividad se dejó sentir después de la salida de las tropas extranjeras, buscando las raíces de los males sociales y planteando alternativas de bien común como eran la renovación y la regeneración de la sociedad dominicana, así como el aniquilamiento definitivo de todo lo negativo representado en el caudillismo que todavía simbolizaba el presidente Horacio Vásquez.
Los ocho años de la ocupación militar americana (1916-1924), fueron difíciles para las actividades políticas, literarias y el libre pensamiento; pero no impidieron el surgimiento de grupos literarios y culturales y la circulación de interesantes pero limitadas publicaciones; los intelectuales y estudiantes tuvieron un mayor campo de acción par sus actividades, motivados por el clima de libertad que se abrió a partir de 1924. .
Entre los grupos surgidos durante la desocupación y que fueron muy activos durante el gobierno de Horacio Vásquez se encontraban las sociedades El Paladión, Plus-Ultra, y el Movimiento Postumistas. El Paladión tenía como centro de operaciones la revista Blanco y Negro y a partir de 1924 la revista La Opinión, los Postumistas a la Cuna de América y la revista Letras, y los de Plus-Ultra, fundado en 1921 y dirigido por Manuel Arturo Peña Batlle, publicaban en 1922 la revista Claridad.
En Plus-Ultra participaban Manuel Arturo Peña Batlle, Alcides García Lluberes, Juan isidro Jimenes-Grullón y Arturo Despradel y en El Paladión eran de los primeros Carlos Sánchez y Sánchez, Julio Cuello y Francisco Prats Ramírez. Tanto El Paladión como Plus Ultra se fusionaron con otras instituciones en 1931, para dar paso a la agrupación Acción Cultural. Por su parte, en el Movimiento Postumista fueron principales lideres Domingo Moreno Jimenes, Andrés Avelino y Rafael Augusto Zorrilla.
La desocupación militar abrió las puertas a la soberanía y la libertad y a una mayor y libre participación cultural, pero también a la competencia y a la atomización de los grupos literarios y culturales. Con la llegada de Vásquez a la presidencia comenzaron a surgir pequeños y esporádicos agrupamientos y efímeros medios literarios, nucleándose en capillas literarias que comenzaron a proclamarse vanguardia y representantes de las más modernas manifestaciones del arte y la literatura. Estos grupos aparecían en las ciudades más importantes del país, compactados alrededor de revistas y periódicos literarios.
A partir de 1924 el fervor nacionalista descayó y con esto desapareció la convivencia, la solidaridad y el respeto entre los grupos, dando paso al enfrentamiento, a la división y al pugilato vanguardista entre las “capillas literarias”. Los conflictos, los chismes, la competencia y la atomización fueron tan evidentes, que la prensa llegó a llamar la atención sobre ese particular, clamando para que se pusiera fin a esa situación. Señalaba críticamente La Opinión, que esos grupos que actuaban así, eran en realidad “opuestos y hostiles entre sí , aun teniendo el mismo ideal revaluador y renovador.” Y recomendaba la unidad de todos en torno a El Paladión, por ser el más antiguo y representativo de todas las agrupaciones existentes.
Posiblemente el evento cultural más importante realizado por los escritores y poetas lo constituyó el homenaje que los Postumistas dedicaron al venezolano Horacio Blanco Fombona en el local de la Colina Sacra, ubicada en la barriada de Villa Francisca y en el que participaron decenas de intelectuales y poetas de la Colina y el Llano, como ellos mismos se identificaban.
Las revistas que tuvieron relaciones con los grupos literarios en ese período fueron, además de Blanco y Negro y La Cuna de América, que desaparecieron en la primera etapa del período, y La Opinión que se convirtió en periódico diario en 1927, fueron la Revista X, vinculada al Postumismo y dirigida en 1925 por Andrés Avelino y Rafael Andrés Brenes. Moreno Jimenes, Sumo Pontífice del Postumismo, publicaba en 1926 la revista La Voz, y en 1929 comenzó a publicar hasta 1937, El Día Estético, el más importante vocero del Movimiento Postumista . Además circuló Páginas Selectas, surgida en 1926. En los principales pueblos también aparecieron revistas vinculadas a sociedades culturales y literarias.
En cuanto a la proliferación de libros y folletos literarios, fueron también las Asociaciones culturales y literarias las que más insistieron en ese propósito. Por ejemplo, de unos 75 libros y folletos que hemos detectados se publicaron durante el período de gobierno de Horacio Vázquez, aproximadamente veinte pertenecieron a las agrupaciones El Paladión y al Movimiento Postumista.
Por otro lado, al final de la década del veinte y en medio de la coyuntura provocada por la crisis económica de 1929 en el mercado mundial, y la enfermedad del presidente Horacio Vásquez, al Coronel Trujillo se le facilitó la toma del poder político. A partir de ese momento se comenzó a sentir una baja significativa en las actividades literaria de los grupos culturales en la medida que la dictadura se consolidaba.
En relación a las actividades de esparcimiento y diversión, los habitantes de la ciudad colonial tenían sus lugares preferidos, vedados a los habitantes de los barrios periféricos que iban surgiendo en esos días.
Existía el Teatro Colón, el Rialto, Independencia y el Teatro Capitolio. También eran populares el café “Mis Amores” y el Hotel Colón con un ambiente de “riqueza inestimable”, pero el lugar público por excelencia para ser visitado por las clases altas lo era el Restaurant “Fausto”, ubicado en la Arzobispo Meriño frente al Parque Colón y al lado del Teatro Capitolio, el lugar escogido por los intelectuales y poetas de clase media para la celebración de sus tertulias.
La institución privada más aristocrática lo fue el Club Unión, ubicado en El Conde esquina Hostos y cuna de la aristocracia capitaleña.
La ciudad intramuros renacía en los días carnavalescos, cuando era invadida por el populacho de los barrios pobres, que vestidos de trapos viejos y vestimentas de desecho se entregaba a la diversión, simulando campesinos. En esas fiestas carnavalescas “el barsié” era huésped de la ciudad por uno o dos días”. El Carnaval, como lo señaló la crónica de la revista Cromos de 1927, tenía su reina y cortes que lucían disfraces muy de estos tiempos del fox y del charleston.y revistió gran esplendor con bailes, disfraces, confetis y serpentinas, carrozas y muchísimos automóviles.
En cuanto al legado cultural norteamericano, estaban muy de moda los bailes conocidos com fox trot, el onestep y otros ritmos. El músico puertoplateño Dálmaso Mercado trae la información en “Memorias de un músico rural dominicano”, que en Puerto Plata, en el Club de Comercio, Club de Damas, y las sociedades La Fe y Unión Puertoplateña no se tocaba merengue hasta 1928, y que la juventud gustaba de bailar el foxtrot, el blu, el charleston, onestep, el tango y una infinidad de melodías.
La vida en la zona colonial y los ensanches Gazcue, Ciudad Nueva, Lugo y Aguedita era de un marcado “refinamiento cultural”, pero la cotidianidad de los barrios populares era otra. Villa Francisca se había comenzado a poblarse desde 1912 y ya para 1925 tenía más de 8000 habitantes, y era además cuna del Movimiento Postumista, mientras que El Galindo y Galindito, este último también conocido como el barrio Barahona del Norte y luego como Borojol, eran poco poblados y sus habitantes llevaban una vida más paupérrimas.
En esos barrios populares que iban más allá de San Carlos y lo que hoy es la Avenida Mella, el balsié, el merengue, la bachata y la prostitución marcaban la cotidianidad. En el Galindo se escuchaba el merengue, pero lo más cerca que se escuchaba de la zona colonial era la Ceiba de Colón, “en cuya vecindad se encontraban los más inmundos prostíbulos de la ciudad de Santo Domingo”. Y en Villa Francisca el barcié resonaba como un insecto monstruoso que aleteaba entre las sombras. En el camino de Santa Cruz, en Los Minas y en todos nuestros campos se escuchaban el barcié acompañando un “merengue tupío” un “Toma pa tu may”o un “Toma pa tu” primo” y oros bailes típicos del mismo ritmo monótono.”
Tal vez la proliferación de la música popular que poco a poco se introducía en el gusto de los habitantes de la ciudad colonial, provocó en 1924 las prohibiciones y limitaciones que se le impusieron, como queda demostrado en la disposición del Ayuntamiento para prohibir que se tocara el balcié por considerarse desmoralizante, molestosa, y nociva. En diciembre de 1930, la agresión a la música y las costumbres de origen africanas vino desde la Cámara de Diputados, la que discutió un proyecto de ley para prohibir los bailes llamados Luá, el Voudou y Sance por perniciosos, indeseables, e inmorales, argumentándose que existían lugares donde se fiestea, y se baila de una manera inmoral.
Fue en los barrios pobres el lugar donde primero se bailó guarachas y bachatas a las afueras de la ciudad de Santo Domingo. Los intérpretes populares comenzaron ayudados por la victrola y la radiola a imitar desde entonces a los cantantes cubanos y mexicanos. Reacuérdese que las emisoras de radio ya existían desde 1928.
En relación a los deportes, fueron importantes pasatiempos durante el período el juego de tennis, el deporte conocido como Rogly, el béisbol y el boxeo. La legalización jurídica de este último produjo debates en la sociedad dominicana y en el Congreso el diputado David Santamaría llegó oponerse a este por ser poco civilizado, exótico y “una de las tantas brutalidades que los americanos han hecho introducir como cosa de la civilización”.
Los picnic, como pasatiempo de grupos de la ciudad intramuros y de la zona de Gazcue, Ciudad Nueva, Ensanche Mis Amores y Ensanche Lugo de la ciudad de Santo Domingo se hicieron muy populares, siendo los domingos utilizados por grupos de familias adineradas para viajar hacia la zona de Sabana Perdida y lo que hoy llamamos Ensanche Luperón, Gualey y Los tres brazos en actividad de diversión y esparcimiento.
Como colofón a todo lo que acabo de decir, quiero leer un párrafo de una publicación puesta a circular en 1928 y que retrata la marginalidad del barrio Barahona del Norte, el más democrático de la capital de la República, según Francisco Moscoso Puello, y declarado desde 1917 zona de tolerancia para la prostitución: :
“Eran las 10:45 de la noche, cuando el grupo de jóvenes entraba en un Cafetín situado a una de las márgenes del caudaloso río Ozama, en las inmediaciones del muelle. Refugio de chulos, trabajadores del muelle, marinos y otros personajes de baja clase social, era aquel asqueroso establecimiento, donde una juventud perdida se entregaba a los más desenfrenados vicios. Era larga y espaciosa, dividida en varios apartamentos, donde sucias rameras tenían sus respectivos dormitorios.
Había allí gente joven equívoca, con la retina de los ojos demasiado roja, por exceso del alcohol. Viejos marineros ingleses, que en esos días visitan la Ciudad en un trasatlántico, permanecían estremecidos de alegría haciendo derroche de licor. Otros, acodados al mostrador, apuraban sendas copas de Brandy. En el primer salón unos muchachos juegan billar, se oyen las voces, y el entrechocar de las bolas. En otro apartamento interior, sentados en banquetas de madera; otros se veían entregados a toda clase de juegos de azar. Y más allá, al compás de una música bachatera, unas mujeres casi desnudas, se veían abrazando descaradamente a los hombres, entregadas a las más desenfrenadas orgías, mientras la orquesta que se componía de guitarra, güiro y timbales, cantaban una canción parodiada en sucias palabras obscenas”.
Hasta aquí lo que quería compartir con ustedes en el día de hoy. Muchas gracias
*******************************************************************************************************************
Los Marines y Trujillo:
Chapita
Pedro
Conde Sturla
La
carta de solicitud de Chapita a la Guardia Nacional fue acogida
favorablemente en pocos días, casi como si la hubieran estado
esperando. Ciertas influencias, como las de Teódulo Pina Chevalier,
del capitán James J. MacLean y posiblemente del capitán Fred Merkle
no fueron insignificantes. Teódulo era su tío materno, el hermano
de Plinio, y mantenía las mejores relaciones con las tropas del
imperio y era sobre todo amigo de MacLean, mientras que Merkle, el
fatídico Merkle, era amante o cliente asiduo de Nieves Luisa. Por
esto último decía Ramón Alberto Ferreras que Trujillo se enganchó
a la guardia gracias a las nalgas de su hermana. (Nieves Luisa en su
mejor época). De cualquier manera, no cabe duda que Chapita era el
tipo de hombre que los marines estaban buscando. Un tipo de moral
plegadiza o simplemente inmoral, carente de escrúpulos, de empatía,
dispuesto a jurar y a matar por la bandera de sus amos.
Chapita
recibió su nombramiento como segundo teniente a fines de diciembre
de 1918 y se juramentó en enero del siguiente año. En un registro
de la Guardia Nacional aparece junto a un total de dieciséis segundo
tenientes con el número quince. En el examen médico de rutina se
hizo constar que su estado de salud era satisfactorio, tenía cinco
pies y siete pulgadas de altura y pesaba ciento veinteseis libras.
Estos datos, en caso de ser ciertos, pondrían en evidencia que
estaba bastante flaco.
La Guardia Nacional Dominicana tenía, entre otras cosas, la misión de colaborar con las tropas interventoras que perseguían en la región Este a los llamados gavilleros dominicanos que defendían su territorio con las armas en la mano. De modo que, persiguiendo patriotas y gente que
luchaba por no morirse de hambre se ganó Chapita la confianza del imperio norteamericano.
Desde el principio, según los reportes oficiales, llamó la atención por “la corrección y limpieza de su uniforme y su persona, su bien templada disciplina”, por ser “extremadamente cuidadoso y correcto”. El mayor Watson, Thomas E. Watson, dijo que lo consideraba como “uno de los
mejores oficiales en servicio. Casi todos los reportes hablaban de su eficiencia, eficiencia y obediencia al servicio de sus amos.
La Guardia Nacional Dominicana tenía, entre otras cosas, la misión de colaborar con las tropas interventoras que perseguían en la región Este a los llamados gavilleros dominicanos que defendían su territorio con las armas en la mano. De modo que, persiguiendo patriotas y gente que
luchaba por no morirse de hambre se ganó Chapita la confianza del imperio norteamericano.
Desde el principio, según los reportes oficiales, llamó la atención por “la corrección y limpieza de su uniforme y su persona, su bien templada disciplina”, por ser “extremadamente cuidadoso y correcto”. El mayor Watson, Thomas E. Watson, dijo que lo consideraba como “uno de los
mejores oficiales en servicio. Casi todos los reportes hablaban de su eficiencia, eficiencia y obediencia al servicio de sus amos.
Entre
1920 y 1921, mientras Chapita estaba de servicio en el Seibo, tuvo
lugar la intensificación de la lucha contra los gavilleros. A esa
época -dice Crassweler- pertenece una serie de leyendas que se
crearon para glorificar su figura egregia. El solo o con un grupo de
valientes habría capturado toda una banda de rebeldes, habría
penetrado en la jungla, en la oscuridad, enfrentado la muerte a cada
paso mientras avanzaba. Finalmente arrestó y esposó o encadenó a
todos los supuestos criminales. A nadie mató, a nadie hizo mal este
hombre de tanto valor.
Crassweler
considera que esos relatos no son, por supuesto, más que fantasías.
Asegura que Chapita, en ese tiempo, era un oscuro segundo teniente y
nunca ejerció el mando en ninguna actividad contra los gavilleros y
que su rol en la campaña fue mínima.
Participó,
eso sí, en cierta especie de operación militar por la que recibió
felicitaciones del mayor Watson. Una de tantas operaciones
consistentes en la destrucción o quema de bohíos (con los marines
al mando) para infundir terror entre los campesinos que apoyaban o se
creía que apoyaban a los gavilleros. Ese tipo de iniciativa
terrorista era algo rutinario que se hacía por lo menos semanalmente
y que tenía efectos contraproducentes porque motivaba a mayor número
de hombres y también mujeres a sumarse a la guerrilla.
Las
tropelías que tenían lugar iban más allá de lo que podría
suponerse. El aislamiento de la zona y el difícil acceso a la misma
impedía o dificultaba en grado extremo las labores de
contrainsurgencia y al mismo tiempo permitía cometer con impunidad
todo tipo de horrores. Lo que se estableció en el este del país fue
-como dice Crassweller-, un reino de terror que recrudeció en los
años de 1920 y 1921. Los marines del imperio, ahora auxiliados por
la Guardia Nacional, se especializaban en abusos y crueldades,
torturas de las clases más brutales, y hay razones de peso para
suponer que Chapita no se mantuvo ni le iban a permitir mantenerse al
margen.
Cientos
de personas fueron vejadas, apresadas, asesinadas, martirizadas con
hierros al rojo vivo, obligadas a beber agua hasta reventar,
arrastradas por caballos desbocados, incluso descuartizadas, todo un
baño de sangre en gran estilo. El historiador Roberto Cassá afirma
que en muchas ocasiones los infantes de marina quemaron bohíos
pertenecientes a gavilleros o a familiares de gavilleros con todo y
gente adentro.
El
hecho es que las noticias de las barbaries que se cometían se
esparcieron por el país a través de radio bemba, el rumor público,
y llegaron a conocimiento del congreso norteamericano y fueron
también confirmadas por investigadores del congreso norteamericano.
La
dotación militar, o parte de ella, fue objeto de una aspaventosa
purga, una purga más o menos real o supuesta, y la persona que fue
señalada como principal responsable, es decir, el principal chivo
expiatorio, fue el capitán Fred Merkle, el ya mencionado amante o
cliente asiduo de la mencionada Nieves Luisa. Merkle fue removido de
su cargo, encerrado en la cárcel de Nigua y sometido a corte marcial
en 1922.
Era
tan evidentemente culpable y había cometido tantas atrocidades que
sus compañeros decidieron ahorrarle el sufrimiento y evitar de paso
un mayor escándalo, ventilando en un juicio sus incontables
fechorías, y le proporcionaron un arma en su celda: una invitación
a que se suicidara volándose los sesos. En una palabra, lo
sacrificaron en aras del bien común, lavaron con su sangre la mancha
en el supuesto honor de los marines. Alguien asegura que fue el
primer suicida de la cárcel de Nigua, el primero de muchos que se
suicidarían o serían suicidados en la oprobiosa cárcel de Nigua.
Mientras
tanto, en las provincias de San Pedro de Macorís y el Seibo
continuaron las expediciones punitivas de los marines y la Guardia
Nacional contra los insurrectos y los pobladores locales, que sufrían
los efectos colaterales. Muchos gavilleros (y un incierto número de
marines), fueron muertos en combate o pasados por las armas, pero no
fueron las armas las que determinaron el cese de la lucha (que había
durado ya cinco o más años), sino las negociaciones y concesiones.
Al final, en 1922, el gobierno de ocupación ofreció una amnistía
general que formaba parte del Plan Hughes-Peynado, con el que se
instauró un gobierno provisional y se puso fin a la primera (o
segunda) intervención militar yanqui.
El
legado de miedo y odio y un resentimiento visceral permanecieron
iguales o intactos por mucho tiempo en la zona, hasta que la
desmemoria y el olvido fueron haciendo su trabajo, borrando poco a
poco el pasado.
Bibliografía:
Luis D. Santamaría, “Los ‘Gavilleros del Este’, ejemplo de patriotismo”.
https://elnuevodiario.com.do/
los-gavilleros-del-este-ejemplo-de-patriotismo/
Robert D. Crassweller, “The life and times of a caribbean dictator.
Los
ascensos de Trujillo
Prof.
Juan Bosch
24
de abril, 1980
Al comenzar el año 1922, la presencia de la infantería de Marina de los Estados Unidos en Santo Domingo era un motivo de preocupación para los gobernantes norteamericanos. En ese momento Rafael L. Trujillo, segundo teniente de la Policía Nacional Dominicana de 30 años cumplidos, no podía darse cuenta de hacia adonde lo llevarían los acontecimientos políticos que se derivarían de la crisis económica en que iba hundiéndose el país y de la campaña internacional contra la ocupación militar que estaban llevando a cabo intelectuales como Fabio Fiallo y Max Henríquez Ureña y líderes obreros como José Eugenio Kunhardt.
En
el mes de mayo de 1922 hizo viaje a Washington un abogado que
representaba en el país a los más importantes intereses
norteamericanos. Se trataba de Francisco José Peynado, persona de
reconocida habilidad y muy discreta, quien, dadas sus conexiones en
los círculos de poder económico de los Estados Unidos, debía estar
en contacto con políticos prominentes que tuvieran acceso a
personajes como el secretario de Estado, Charles Evans Hughes, puesto
que en poco tiempo fue aprobado el llamado Plan Hughes—Peynado cuya
aplicación determinaría la restauración del Estado dominicano y la
subsiguiente salida de la fuerza militar interventora. En pocas
palabras, la médula del plan consistía en la creación de una
especie de comité con poderes de decisión formado por los jefes de
los partidos políticos dominicanos cuya función principal sería
escoger a un presidente provisional de la República. Ese presidente
provisional tendría el encargo de convocar a elecciones en menos de
dos años, y las fuerzas de ocupación militar saldrían del país
cuando tomaran posesión de sus cargos el presidente de la República
y los senadores y diputados elegidos.
El
15 de septiembre (1922), por la Orden Ejecutiva No. 800, el
gobernador militar de Santo Domingo estableció que “la única
fuerza armada encargada del mantenimiento del orden público, de
vigilar por la seguridad de las instituciones del gobierno de la
República Dominicana, de ejercer las funciones de Policía general
del Estado y de velar por la ejecución de las leyes de la República”
era la Policía Nacional Dominicana; de manera que por mandato del
poder ocupante, que actuaba, naturalmente, cumpliendo órdenes de sus
superiores, la Policía Nacional pasaba a tener las atribuciones que
en todas partes del mundo tiene el ejército, atribuciones que se
basan en la posesión del monopolio de la fuerza y por tanto en el
monopolio de la violencia organizada de la sociedad. Cinco semanas
después (el 21 de octubre) tomaba posesión de su cargo el
presidente provisional.
Ese
mismo día 21 de octubre Vicini Burgos nombró a los altos jefes de
la Policía Nacional y a varios capitanes, primeros y segundos
tenientes. Entre los capitanes se hallaba Rafael L. Trujillo, que no
había pasado todavía a ser primer teniente. Menos de dos años
después (en septiembre de 1924), Trujillo sería ascendido a mayor y
el 6 de diciembre, a teniente coronel, jefe de Estado Mayor,
comandante auxiliar de la Policía Nacional. Siete meses y medio más
tarde Rafael L. Trujillo pasaba a ser coronel comandante de la
Policía Nacional Dominicana; el 13 de agosto de 1927 era ascendido a
general de Brigada y el 17 de mayo de 1928 la Ley No. 928 convertía
la Policía Nacional en Ejército Nacional. Al llegar a esa posición,
en las manos de Trujillo cayó, de hecho, el poder del Estado, y si
algo sucedía, le caerían también en las manos las formalidades que
le dan legalidad a ese poder.
IV
La
más grande de las crisis conocidas en la historia del capitalismo
fue la que estalló el último miércoles de octubre de 1929, que se
conoce con el nombre de miércoles Negro. Esa crisis, mencionada en
los libros de economía como la Gran Depresión, fue políticamente
devastadora en todo el mundo, pero estaba llamada a ser de
importancia histórica en la República Dominicana, donde sus
primeros efectos iban a coincidir con los de hechos políticos que
podrían ser calificados de casuales, en la medida en que se dieron
al mismo tiempo que la crisis y sus efectos o que produjeron sus
efectos en esa oportunidad, pero pedimos que si se toman por casuales
se tenga en cuenta aquella afirmación marxista de que el azar, o
sea, la casualidad, es una categoría histórica.
¿Cuáles
fueron esos hechos?
El
primero de ellos fue la reelección del presidente Horacio Vásquez,
que a pesar de que había sido elegido en 1924 para gobernar hasta el
16 de agosto de 1928 aceptó la tesis de que su mandato debía ser
prolongado por dos años más, lo que se consagró mediante la
redacción de una nueva Constitución, la de 1927; pero antes de que
terminara el tiempo de la prolongación aceptó ser propuesto para
que se le reeligiera por cuatro años, esto es, por un período que
iría del 16 de agosto de 1930 al 16 de agosto de 1934.
Tanto
la llamada prolongación como la propuesta reelección eran
manifestaciones típicas del proceso que en países de escaso
desarrollo clasista, como era entonces la República Dominicana,
lleva al hombre que encabeza las fuerzas sociales desde la jefatura
del Estado, a sustituir, con el respaldo de esas fuerzas, a la clase
gobernante que todavía no se ha formado.
La
propaganda reeleccionista iba en aumento y estaba creando una fuerte
agitación política que se hallaba en su etapa culminante en los
días finales de ese mes de octubre de 1929 debido a que Horacio
Vásquez, que para entonces estaba cumpliendo los 70 años, había
enfermado a tal punto que debió salir hacia los Estados Unidos para
ser sometido a tratamiento médico, e inició su viaje en el momento
mismo en que empezaba la Gran Depresión; Al volver al país, el 5 de
enero de 1930, los efectos de la crisis se hacían sentir fuertemente
en las débiles estructuras políticas dominicanas.
Otro
de los hechos sería la ejecución del plan político que iba a poner
en manos de Rafael L. Trujillo lo que en el artículo anterior
calificamos de las formalidades que le darían legalidad al poder que
sobre el aparato del Estado tenía él desde que había pasado a ser
el jefe de la fuerza armada del país que a partir del 17 de mayo de
1928 cambió su nombre de Policía Nacional Dominicana por el de
Ejército Nacional.
sigloxxdominicano.blogspot.com